Esta mañana he visto este vídeo, que me ha hecho reflexionar profundamente. En él, un profesor hace que toda la clase salude afectuosamente a un alumno cada día. La globalización también nos trae semillas de esperanza.
Llevamos asistiendo desde hace años a una escalada de violencia y vacío moral como nunca antes se había visto, al menos es lo que dicen las personas mayores con las que trato, así como por mi propia experiencia. Intentando buscar las causas de semejante situación, siempre pienso en la misma: La Globalización.
El mundo entero en tus manos
Está claro que el ser humano es un ser social, que requiere del resto de semejantes para poder relacionarse, pero hasta hace unos años, esos semejantes estaban bastante próximos, sus vecinos, y las personas a las que llegabas cuando viajabas. Por supuesto que los periódicos, la radio y la televisión también acercaban a las personas, o por lo menos noticias sobre otras personas. En cualquier caso es evidente que en este mundo donde nos encontramos la Globalización ha hecho de la interconexión de las personas una necesidad irremplazable.
Como consecuencia de esta globalización asistimos conmovidos a cualquier noticia desdichada que existe en el planeta, por muy lejos que esté o desconocidos que puedan ser sus protagonistas. La globalización hace que, al juntar tantas malas noticias en un solo espacio (Telediarios, periódicos, redes sociales, etc.) la percepción de la sociedad sea de una tragedia tras otra. En este sentido, y como ya comenté en la entrada de la ventana rota, el ser humano cree que el mundo es un desastre, y que él ya poco puede cambiar.
La nueva comunicación que trae la Globalización
Hoy en día nadie “puede” dejar de mirar cualquier red social varias veces al día. Las noticias son aquellas que se vuelven más virales en las redes. Los blogs de moda son los nuevos periódicos. A cualquiera que ha hecho el video de moda o la foto casual que se ha hecho viral se le llama periodista. Las personas envidian a otras personas por sus vidas virtuales y los likes que generan. Todas estas, y muchas más que seguro sabéis, son actividades diarias en todos nosotros, y que en mayor o menor medida realizamos constantemente.
Hace unos años, cualquier niño tenía sus propios grupos de amigos (el colegio, la “urba”, el pueblo, el equipo de football, la parroquia, etc.), pero estos no se conocían entre sí. Por desgracia hoy en día estos grupos han desaparecido y un simple móvil es capaz de crear un único universo en el que todos están conectados entre sí. Antes, una misma persona podía desempeñar diferentes roles o formas de ser entre los diferentes grupos, en unos eras el “chistoso”, en otros el “serio”, incluso el “callado” en alguno o el que “habla por los codos” en otro. Todos los niños tenían la “seguridad” que da tener diferentes ámbitos de amistad en los que poder “refugiarse” si en alguno de los otros grupo no les iba bien, o se había enfado con tal o cual persona.
Todo esta forma de vivir ha sido modificado con la nueva globalización, puesto que todos los grupos están en el mismo grupo de Twitter, Facebook, Instagram o cualquier otra red social, donde todos son amigos de todos, y una foto, un comentario, o una simple noticia pueden “complicarte” la vida hasta el extremo de pensar que no te queda nada.
Parece mentira que hoy en día sino tienes un móvil no te enteres de cuándo quedan tus amigos, o de las noticias de tal o cual grupo de amigos, puesto que todo se lanza por estos medios. El absurdo del mundo de la comunicación es tan grande que ya nadie llama a nadie, manda notas o cartas, le dice al vecino que te diga tal o cual cosa, te llama al telefonillo, se queda antes de terminar el colegio, o simplemente te invita a su cumple a través de una tarjeta de invitación. Parece que ya no se entiende la comunicación que no sea por redes sociales.
Por los defectos de los demás el sabio corrige los propios
Esta nueva comunicación, si no se estructura bien, puede llegar a ser precisamente el final de la comunicación por miedo al qué dirán si digo o hago, etc. Es necesario ayudar a los jóvenes a diferenciar los diferentes grupos así como:
- Entender que la importancia de la experiencia y la madurez que tienen los niños. El mero hecho de que pueda usar tal o cual medio no implica que deba usarlo.
- Hacer entender a los niños de que no todo el mundo es bueno, y que la probabilidad de que se tope con algún “malo”, por muy pequeña que sea, es muy real. Haz una simple multiplicación del número de personas con acceso a Internet. Según ciertos medios se aproxima a los 4.000.000.000 Millones de personas, por la probabilidad que consideres adecuada, en mi caso la de que te toque el gordo de la lotería (1 entre 100.000), sale que más de 40.000 Loc@s podrán atacar o intentar engañar a tu hij@ en su vida.
- Tus hij@s requieren sacrificio por tu parte, entiende qué hacen, qué medios frecuentan para comunicarse por internet, qué aplicaciones usan y para qué, con quién se relacionan, etc. Eso implica que debes preguntar y entender. No todo vale, y los padres son parte necesaria y fundamental en el crecimiento en la red.
- El Respeto debe ser la forma habitual de vivir, así evitarás incrementar el % de personas que quieran hacer daño a tu hij@. Respeto aunque sólo sea por egoísmo.
- Debes ser coherente y enseñar desde el ejemplo. Padre o madre, ya estás poniéndote las pilas para seguir tus propios consejos. Sacrificio no sólo para tus hij@s sino también para ti.
- Prevenir es curar, debes estar atento a signos que pueda dar tu hijo de adición.
- No ocultes las cosas malas que pasan en el mundo, explícaselas para que las pueda identificar de manera que las entienda sin que le horroricen. Tú no estarás allí siempre que te necesite y es fundamental que aprenda a identificar las situaciones peligrosas.
- Actúa #Porqueesnecesario.
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