Es necesario analizar el alcance de las decisiones tomadas en el ámbito de la Dirección Informática por sus implicaciones personales y profesionales, la ética nos ayuda en esta tarea.
Haciendo revisión del año, curiosamente me encontré este texto que escribí para la Asociación Española parta la Dirección Informática (AEDI) hace ya 17 años. En el tiempo en el que estuve allí, nos gustaba plantearnos muchos debates diferentes, y este texto precisamente es el relativo a la ética de las decisiones que se toman a diario en cualquier ámbito ejecutivo de una empresa. Pese a que el texto lo he mantenido casi íntegramente, es curioso ver cómo cambia la manera de redactar de las personas, así como obviamente la forma de pensar se hace mucho más reflexiva. Sirva este pequeño post de homenaje a aquella asociación, AEDI, y que fue una de las primeras en las que participé en mi vida profesional. Afortunadamente todavía guardo algún buen compañero como Alfredo.
¿Qué le pedimos a la ética?
La ética nos reclama respuestas a muchas preguntas ¿Por qué está mal entrar en una base de datos privada si no destruyo ningún dato?; ¿Para qué vamos a demorar la entrega del proyecto sólo por potenciar la seguridad del sistema cuando lo necesitamos en funcionamiento ya?. ¿Existe alguna aplicación que puede almacenar todos los datos de los empleados desde los mails que reciben, las líneas de código que escriben, los errores que cometen, etc.?…
Seguro que en nuestra vida nos hemos planteado éstas u otras preguntas muy similares, pero lo cierto es que muchas veces no hemos sabido distinguir las consecuencias que podrían tener nuestras acciones en nosotros mismos o en el resto de las personas. Tenemos claro que hay aspectos de nuestra vida profesional que están tratados por la ley, pero ésta es muy ambigua y muchas veces la decisión de si nuestros actos están “bien” o “mal” sólo depende de nosotros. Por desgracia poseemos un enorme vacío legal en nuestro trabajo, pero al igual que los médicos tienen el juramento Hipocrático, los abogados el secreto profesional, nosotros tenemos nuestra “Ética informática“.
Podríamos hablar mucho sobre el significado de la “Ética informática” y las diferentes formas de ver la realidad, pero quizás la pregunta clave sea, ¿Cómo discernir entre el bien y el mal?. Para ello podemos recurrir a unas preguntas claves que nosotros debemos contestarnos antes de tomar ninguna decisión. De esta forma y ante la presencia de un vacío legal o incluso un dilema moral, podamos pensar que nuestra actuación fue la correcta.
Las preguntas claves
Si analizamos el significado de la palabra ética, encontramos las siguientes acepciones:
- 1. adj. Perteneciente o relativo a la ética.
- 2. adj. Recto, conforme a la moral.
- 3. m. desus. Persona que estudia o enseña moral.
- 4. f. Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. Ética profesional, cívica,deportiva.
- 5. f. Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores.
Lo realmente complicado es poder obtener una respuesta válida en las diferentes situaciones laborales, por eso es bueno realizarse una serie de preguntas que nos permitan valorar la mayor cantidad de información de cara a tomar la mejor decisión desde la perspectiva de la ética profesional.
¿Cuáles son los hechos relevantes?
Parece obvio que los datos y los problemas son lo que están presentes y no hay más, pero por desgracia nunca tenemos todos los datos y nosotros tenemos que seguir actuando. Por eso es tan importante el plantearnos nuestras propias hipótesis, ¿qué pasaría si…?.
¿Qué problemas éticos aparecen?
Hay que separar claramente los aspectos éticos de los que no lo son, es decir, lo que esté tratado por la ley de lo que no. Para ello nos preguntaremos: ¿qué se debería hacer?, ¿es legal?, ¿atenta contra la moral?. Una vez descubiertos los problemas éticos los clasificaremos por orden de importancia: según afecten a la moralidad del sistema, al orden organizativo, o los aspectos personales.
¿Qué alternativas se pueden barajar?
Necesitamos saber que estructuras, estrategias o políticas tendríamos que modificar para poder actuar éticamente en ese problema, pero también puede darse la necesidad de conseguir que los poderes públicos legislen alguna alternativa más justa y clara para casos semejantes, y qué mejor forma de hacerlo que estando unidos y trabajando en equipo.
¿Quiénes son los afectados?
Toda decisión tiene unos afectados directos, pero también debemos encontrar a todos aquellos afectados indirectos que entran a formar parte según la decisión que se proponga. Quizás sean estos los más importantes porque normalmente las soluciones suelen ir encaminadas a los primeros, sin pensar muchas veces los problemas que podemos ocasionar a otras personas. Se trata por tanto de minimizar los impactos negativos previsibles de nuestras acciones para intentar paliar los daños evitables y los inevitables. En definitiva, debemos intentar estudiar la solución desde el punto de vista del “que pierde”.
¿Qué calidad ética tienen estas alternativas?
Quizás sea la fase más complicada porque tendremos que estudiar cada una de las alternativas desde una postura filosófica concreta, pero también podemos hacernos preguntas como éstas: ¿Quién, y cuánto, va a salir perjudicado por mi decisión?, ¿Sería permisible que todo el mundo hiciera lo que estoy pensando hacer?, ¿Van a resultar perjudicados por mi decisión aquellos que más lo están?, ¿He tenido en cuenta otras opiniones?
¿Qué dificultades prácticas voy a encontrar?
Siendo conscientes de que nuestro margen de maniobra puede ser mayor o menor, debemos ser eficaces en nuestra decisión, por eso debemos tener en cuenta las dificultades previsibles con las que nos vamos a encontrar a la hora de ponerla en práctica.
¿Qué habría que hacer?
Una vez tomada la decisión tenemos que PLANIFICAR, COMUNICAR, MOTIVAR, ACTUAR y CONTROLAR lo que queremos hacer, igual que hacemos en cualquier programación técnica.
En conclusión, nuestro principal objetivo debe ser intentar crear una moral colectiva y potenciar en la medida de lo posible una leyes claras y concisas para nuestra profesión.
Es curioso que haya encontrado hasta el número de asociado: Asociado AEDI nº 200110 ;-).