A la digitalización hay que decir “Sí” siempre, porque si tú no te digitalizas, ya irá alguien que venda tu producto y lo haga. El problema no está en decidir si te digitalizas o no, sino en decidir con quién lo harás, y quién te dará seguridad. Muchas veces pensamos que la nube es una forma de almacenar datos, en redes de ordenadores, con espacios virtualizados, gestionados por terceras partes, en alguna parte del mundo. Y sí, si lo lees así, da un miedo atroz, pero no por eso no hay que dejar de ir hacia la digitalización. El reto se plantea en cómo se hace la estrategia para acercarse con garantías a esta nueva realidad, y es ahí cuando la seguridad entra en juego, desde el inicio de los requisitos.
Si nos pusiéramos a ver dónde puede haber fallos de seguridad en la definición que hemos hecho de la nube, veríamos, que no se salva ni una de las palabritas que hemos escogido (almacenar, “datos”, ¡redes!, ¡¡ordenadores!!, ¿espacio?, ¡¡¡virtualización!!!, <gestionado>, ¡!!!por terceros!¡¡¡ y en cualquier parte del ¡¡¡¡¡mundo!!!!!), y cada una de ellas por sí solas plantea todo un reto a la seguridad, imagina si las juntas todas.
Es necesario buscar compañeros de viaje, partners que te ayuden y en los que confíes, porque no puedes ir sólo. Siempre suelo decir una frase que en este caso es fundamental.
Si quieres ir rápido, ve sólo. Pero si quieres llegar lejos, ve acompañado.
En este caso, las “compañías” con las que viajas son fundamentales, y debes de exigir “transparencia”. Los negocios son relaciones humanas, y las personas necesitamos transparencia para creer. Las estrategias de seguridad facilitan al cliente esa transparencia para poder realizar su actividad comercial. Tu futuro depende de los compañeros de viaje que elijas, y es necesario un gran esfuerzo por tu parte para elegir al más adecuado.