Si el futuro, como dicen algunas personas, es no tener contraseñas, lo que tendremos en su lugar será un montón de problemas colaterales. Si alguien nos roba las huellas, que hacemos, ¿quemarnos los dedos?, pues sólo haremos el tonto porque después de todo el dolor en curarse, volverán a salir exactamente igual. Si nos cogen la forma de las venas, podremos tener problemas si ven que podemos tener enfermedades, y que no nos preocupe que nos dirán de por qué no nos eligen o por qué no despiden, lo harán por cualquier otro motivo menos el de verdad. Si nos implantan un chip y lo copian, otra vez a pasar por el hospital a que nos rajen para quitar el viejo y poner otro, etc.
La verdad es que el principio de las contraseñas debería de ser una conjunción de varios factores que eviten tener que producirnos “heridas” si queremos cambiarlos. Algo que tenga, algo que sepa, y alguien que diga que yo soy yo, es la forma, y hasta ahora única, manera de tener las máximas garantías. Espero que mejoremos estas técnicas y que no dependamos nunca de una sola.
Origen: Riesgos de los sistemas de identificación biométrica ~ Segu-Info