Ya desde el colegio se escuchaba eso de las listas negras, listas en las que si estabas apuntado tu vida sería mucho más complicada. Éstas las podrían fabricar profesores que te tenían manía, compañeros de clase para no invitarte a los cumpleaños, entrenadores de equipos de football para no sacarte en los partidos y demás personas, que de una forma u otra, harían que tu vida fuera menos divertida… pero la verdad es que nunca vi escrita una de esas listas.
Hoy en día ya no le extraña a nadie que existan listas de personas. Las hay de mil formas diferentes: de morosos, de malos inquilinos, de defraudadores, de suspensos en diferentes asignaturas, de no aptos en unas u otras pruebas, etc. Incluso hemos visto listas en forma de naipes con la que se buscaban objetivos en las últimas guerras acontecidas. Pero casualmente estalla una noticia en la que ha aparecido una lista de supuestos y no supuestos terroristas y otras lindeces… y por la cual todo el mundo se extraña.
Quizás sería bueno discernir los diferentes aspectos sobre este asunto de las listas. Uno de ellos es el de si debe o no debe de haber listas, lo cual, bajo el más común de los sentidos, siempre han existido y siempre existirán, por mucho que el mundo se quiera oponer. El otro, que es el realmente preocupante, es la seguridad del acceso a las mismas, que es lo verdaderamente importante y en lo que hay que trabajar para evitar el acceso no autorizado.
Lo que realmente me asombra es que habiendo tantas entidades y personas accediendo a la misma, y que si realmente no tiene contraseña ni ningún mecanismo de seguridad, ¿cómo es que ha estado tanto tiempo oculta sin saber de su existencia?, cuando lo normal en el ser humano es el inventarnos una y otra vez supuestas listas negras que nunca existen.
Origen: Encuentran en Internet la base de datos mundial de terroristas.