El objetivo de un ataque es conseguir beneficio, y dentro de ese beneficio, el dinero es tan lícito como conseguir que sean otros quienes carguen con las culpas de haber sido los hombres de paja de algún crimen mayor. Nuestras identidades son susceptibles de una cantidad ingente de diferentes tipos de ataques en los que un tercero podría sacar provecho.
Acceder a BBDD corporativas, dejar pistas falsa, chantaje, robo directo, escalado de privilegios, etc. son sólo algunos ejemplos de cómo nuestra identidad es un bien preciado para terceras partes que puedan querer cometer actos ilícitos.
El otro día me contaron una historia que quiero compartir con vosotros. El conferenciante quería ver lo indefensos que estamos ante el ciberespacio y la falta de seguridad en él.
La historia comienza con un simple incidente de tráfico, donde un conductor espera pacientemente a que un vehículo salga de su aparcamiento para estacionar él. Entre tanto, y sin ningún miramiento por la seguridad de los dos conductores, un tercero entra violentamente aparcando en la plaza y sin respetar al conductor que esperaba pacientemente. Cuando el conductor de esta infracción se baja, y es increpado por el conductor que esperaba, como no podía ser de otra forma le contesta con una actitud violenta acordándose de la familia del pobre conductor paciente. El conductor insultado, sin perder la calma, le pregunta:
¿Sabes lo que es un Bitcoin?
¿Cómo?, le dice perplejo el hombre violento. Un Bitcoin es lo que voy a pagar por conseguir tu nombre a partir de tu matrícula, de ahí conseguiré tu dirección de tu casa, con ella, conseguiré los nombres de tu familia, y de ellos conseguiré todas las cuentas de correo y acceso a todas las redes sociales, y con ellas, controlaré vuestras vidas, todo lo que digáis o hagáis estará bajo mi control, y entonces volveremos a hablar, pero desde otro punto de vista. El tercer hombre, aterrado, se montó corriendo en su coche y se fue tan rápido como entró.
La moraleja no es otra que ver lo importante que son las identidades de las personas y lo fundamental que son para nuestra vida cotidiana.
Origen: El robo de identidad, detrás de la mayoría de las brechas de seguridad