El libro. The World According to Military Targeting es un ensayo publicado por The MIT Press dentro de la serie Prisms: Humanities and War. Salió el 27 de mayo de 2025.
Su autor es Erik Reichborn-Kjennerud, investigador sénior en el Norwegian Institute of International Affairs (NUPI), especializado en guerra y violencia política, historia de la ciencia y la tecnología, y teoría crítica.
El libro defiende que el “targeting” militar (las prácticas para seleccionar y atacar objetivos) no es solo una técnica operativa: se ha convertido en una forma de ver y ordenar el mundo, que empuja hacia un estado de operación continua y supremacía militar. Esta mirada crítica se apoya en historia doctrinal, métodos estadísticos, producción y modelado de datos y el uso actual de algoritmos y aprendizaje automático.
La publicación sostiene que el targeting, el conjunto de procesos doctrinales para construir, priorizar y atacar objetivos con efectos deseados, no es solo técnica operativa: es una forma de conocer y ordenar el mundo. Su “fuerza formativa” normaliza pensar la política y la seguridad desde la supremacía militar y la operación continua, haciendo que “vivamos en un mundo hecho por y para el targeting”.
Históricamente, la escuela aérea estadounidense convirtió al enemigo en un “sistema industrial”: si se bombardeaban sus puntos críticos, se paralizaba su capacidad de guerra con efectos previsibles (“Industrial Web Theory”). Ese optimismo causal y “computable” pasó del bombardeo estratégico a los ciclos modernos de F3EAD (ciclo Find-Fix-Finish-Exploit-Assess-Disseminate; prioriza la explotación y la difusión para expandir operaciones rápidamente) y a la Activity-Based Intelligence (ABI) (análisis centrado en patrones y anomalías de actividad para descubrir objetivos no conocidos a priori), donde datos, patrones y anomalías gobiernan campañas sin final claro: el ensayo-error permanente sustituye al plan con fin político definido.
El autor desmonta la epistemología cerrada que legitima esa maquinaria: lo que se presenta como conocimiento objetivo es, en realidad, un entramado de modelos, infraestructuras y sesgos que producen al propio “enemigo” y dejan poco espacio para alternativas menos violentas.
Puntos clave del informe
Os resumo los puntos más importantes de este informe aplicables a la actualidad:
- Normalización de la guerra. Cuando la seguridad se gestiona con la lógica del targeting —es decir, con listas de objetivos, vigilancia continua y ciclos de “localizar-actuar-evaluar-volver a actuar”— el conflicto deja de verse como algo excepcional. Pasa a tratarse como una operación permanente, casi administrativa. La guerra, en la práctica, se normaliza.
- Cómo “se fabrica” al enemigo. Hoy no señalamos a un enemigo solo por pertenecer a una población concreta, sino por patrones detectados en los datos: movimientos, relaciones, “firmas” digitales. Eso significa que el propio sistema, con sus modelos y sus filtros, construye quién aparece como amenaza. Lo que los datos no capturan queda fuera del radar; por eso hay que vigilar qué medimos, cómo etiquetamos y qué dejamos fuera.
- El optimismo causal y sus riesgos. Durante años se creyó que golpear un punto crítico produciría el efecto deseado de forma casi automática (parar fábricas, colapsar servicios). La realidad es más compleja: los efectos se desbordan, se difumina la frontera entre civil y militar y aparecen daños no previstos. Confiar en una causalidad lineal (“bomba → efecto”) es peligroso; hay que introducir incertidumbre, escenarios y verificación antes de actuar.
- El régimen algorítmico de hoy. Con más datos y algoritmos, se asume que cada acción enseña algo y alimenta la siguiente. Si no fijamos límites y criterios de cierre, ese aprendizaje continuo puede convertirse en campañas sin fin que se justifican por seguir generando información. La salida es clara: objetivos políticos explícitos, métricas de salida, trazabilidad de decisiones y puntos de parada bien definidos.
Reflexión
Cuando el targeting —o, dicho sin jerga, la forma en que seleccionamos y priorizamos objetivos— se convierte en la lente con la que miramos la realidad, los modelos y los datos dejan de ser neutrales. Pasan a construir aquello que vemos y, por tanto, lo que atacamos o protegemos. Por eso, cualquier organización que utilice modelos para priorizar riesgos u objetivos necesita una gobernanza explícita: revisar de dónde salen los datos, qué supuestos arrastra el modelo, qué deja fuera, qué pone en primer plano y qué costes (operativos, legales o humanos) genera esa elección. A esto lo llamamos auditar sesgos y cierres del modelo: detectar inclinaciones que distorsionan el resultado y límites que impiden ver alternativas.
Esa gobernanza no basta si no va acompañada de una cultura de disenso informado. El “optimismo causal” —la idea de que si hago X, ocurrirá Y— es tentador, pero suele fallar en contextos complejos. Para amortiguar ese sesgo hace falta una challenge culture: un entorno donde cuestionar con método esté permitido y protegido. Tras cada operación o decisión importante conviene un post-mortem analítico que no se centre solo en “qué ejecutamos mal”, sino en cómo razonamos, qué hipótesis dimos por hechas, cuáles descartamos sin prueba y qué señales ignoramos. Dejar por escrito esos desacuerdos y cómo se resolvieron ayuda a aprender de verdad.
Por último, si asumimos que en estos entornos la acción también es aprendizaje (cada intervención nos enseña algo y alimenta la siguiente), hay que practicar un aprendizaje responsable. Eso implica fijar límites claros (cuándo paramos), métricas de salida (qué significa éxito o fracaso, y cuándo se cierra un ciclo) y trazabilidad de las decisiones (quién decidió, con qué información y por qué). Sin estos frenos, es fácil deslizarse hacia campañas que no terminan nunca, que se justifican a sí mismas por el mero hecho de estar en marcha. El objetivo es mejorar con cada iteración, sí, pero con control, con transparencia y con la posibilidad real de decir “hasta aquí”.Las figuras 2.1 y 2.2 del libro sintetizan el ciclo de targeting y cómo un ‘enemigo’ se descompone en elementos accionables” .
Figura 2.1. US joint targeting cycle. Source: US Joint Staff (2018), Short Joint Publication 3-60, Joint Targeting, II-4.
Figura 2.2. Target development relationship. Source: US. Joint Staff, Short Joint Publication 3-60, Joint Targeting, II-6.
“Puede que no siempre estemos en guerra, pero siempre estamos siendo objetivo.”
Puedes leer el documento completo en: The World According to Military Targeting
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